¿LIBERTAD?
El hombre ha nacido libre, y sin embargo,
vive en todas partes entre cadenas.
Juan Jacobo Rousseau
Haciendo un recuento de hechos, dando un repaso a las revoluciones sociales de todos lo tiempos, me doy cuenta de que la libertad siempre ha sido el germen, el motor, motivo y protagonista de nuestra historia como humanidad.
Y a pesar de su búsqueda constante, su realización parece inalcanzable aún en nuestros días: lo que a diario vivo y veo refrendan esta afirmación.
Ante esto yo me pregunto ¿Será entonces la libertad una utopía? ¿Un oasis en nuestra existencia social?
Como individuo, puedo presumir que soy libre porque tengo la facultad de elegir entre diferentes alternativas la que considere como más adecuada: puedo decidir entre quedarme en casa a leer o ir a beber con mis amigos y, en caso de preferir quedarme en casa, puedo decidir a su vez entre leer tv notas o el último libro de Carlos Fuentes.
Actos, tan en apariencia pequeños, son aplicaciones de la libertad mientras no sean manipuladas por agentes externos a mi querer y consciencia. Ahora bien ¿La libertad que un individuo ejerce en la vida diaria es “libertad” en el sentido puro del concepto? ¿Está de alguna manera fincado dentro de algún horizonte? La respuesta inmediata sería que sí: el límite de que al ejercer mi libertad no transgreda la del otro. Sin embargo, creo que hay además de eso hay un macro límite delineado por el contexto en el que nos desenvolvemos.
Es decir, mi libertad para decidir hacer cosas o mínimo desear hacerlas, está enmarcada entre lo que yo, un ente social, concibo como viable o real. Si no conozco a Carlos Fuentes, si nunca he oído hablar de él, es poco probable que decida leerlo.
La sociedad y nuestro contexto, nos insinúan los límites de cómo actuar en libertad. Por eso es que la libertad social está tan coartada y reprimida. Si leo a Carlos Fuentes, probablemente puedo convertirme en un ser más crítico, escribir cosas incluso mejores que las que él escribe, suscitar revoluciones y cambiar la realidad de una población para ampliar así la visión de sus habitantes y, como consecuencia, que tengan una concepción más diáfana de lo que deciden hacer o dejar de hacer. Ante esto, el régimen antilibertario dice: “No lectura, más televisión”. Entonces, nuestro panorama es controlado; se empobrece y nos mantiene atados a una ideología fraguada para satisfacer intereses imperialistas. De esta forma, siendo educada en una sociedad amante de una televisión monopolizada, tal vez pueda preferir leer la revista tvnotas y seguir presumiendo de ser libre porque tuve la posibilidad de elegir.
Es ahí donde más bien habría que preguntarse ¿Soy libre, sí, pero en qué medida o de qué calidad es esa libertad? ¿Realmente la libertad que ejerzo está encaminada a lo que quiero ser o me conlleva a una situación realmente humana?
Creo yo que estas preguntas son básicas. No sólo para la libertad social sino para la libertad moral individual debido a que son codependientes: si no existe una, no existe la otra y viceversa.
Una vez contestadas las interrogantes, podemos decidir individualmente actuar de tal manera que la libertad sea ejercida justa y responsablemente en pro del nosotros como individuos y, la suma de estas acciones individuales, pueden generar un cambio a nivel social, desembocando en lo que llamamos una “revolución” que no es más que una expresión comunal del querer alcanzar esta libertad humanitaria de la que hablaba.
En México un país “libre y democrático” periodistas investigadores de problemas policiales, tráfico de drogas y corrupción oficial, se enfrentan a un alto nivel de riesgo físico y, tan sólo en el 2008, por lo menos cuatro reporteros fueron asesinados y otros tres desaparecieron. ¿Qué hago yo como individuo ante esto? ¿Resignarme, hacer como si nada pasara o decidir enfrentarme a la situación tratando de cambiar esta realidad y arriesgándome a posiblemente ser asesinado por personas que ejercen la absoluta “libertad” de fulminar a quien vaya en contra de sus deseos e intereses? Así es cómo con base en esta decisión individual se pueden generar decisiones colectivas que permitan transformar situaciones; estamos ante un claro ejemplo de cómo la libertad personal puede verse proyectada nivel social logrando o no logrando un cambio.
La libertad es nuestra madre: crea nuestra propia existencia porque nos permite llevar acabo acciones ¡Y nosotros somos acciones!... Acciones que a su vez implican a otras acciones, es decir, a otros seres. Es así como la libertad nos orilla a autocrearnos, a fraguar nuestros propios deseos: dentro de un carácter y una psicología nos permite concebir lo que queremos ser y cómo queremos vivir.
La libertad como parte de nuestra naturaleza, nos sugiere las condiciones de vida deseables para cualquier individuo, siendo la igualdad, la justicia y ella misma el común denominador idóneo para la humanidad en general. Sin embargo, tal y como lo he defendido a lo largo de este ensayo, la situación histórica determina nuestra condición actual de vida, sendo así que aquellos deseos de vida concebidos innatamente por el individuo colapsan con una realidad social tajante y ya constituida. La insatisfacción social como producto de este choque deseo-justicia con la realidad nos presenta otra cara del concepto de libertad: la bondad libertaria de que así como podemos decidir entre leer tvnotas o a Carlos Fuentes también somos seres libres de aceptar o refutar nuestras condiciones, incitándonos a crear un nuevo orden social y a que la inquietud de reinventarnos persista.
Ya lo hemos intentado y como especie vamos a seguir insistiendo. Existe una libertad de voluntad humana que nos hace ser buscadores incansables ante el querer alcanzarla. Hasta el momento esa voluntad se visto frustrada, siendo entonces la sociedad que somos, una sociedad que, resignada y apaciguada, se considera “libre”… libre dentro de lo que nos han querido dar, dentro de límites muy bien trazados. Es decir, como lo menciona Savater: “soy lo que quiero ser” pero hasta donde se me fue permitido concebir las posibilidades del querer. Pero hay lo otro. La otra cara de la libertad ya planteada: está el romper esquemas.
Es así cómo a pesar de todo este caldo de dificultades, queramos o no, es imposible que el humano deje de tener ese propósito libertario ¿Por qué? Porque la libertad es inherente a su naturaleza. Lo anormal es lo que vivimos pero esta anormalidad no anula aquella semilla que nos formó; nuestra memoria no la olvida, no soslaya que debe existir una libertad hasta ahora poco conocida, una libertad sin máscaras, un libertad que no esté limitada por el macro horizonte social que ha sido dibujado por otros, una libertad que no sea un regalo o un favor de los de arriba, una libertad fruto de la esencia misma del hombre.
“Ante lo imposible nadie es realmente libre” Entonces apegándonos a palabras del Che: “Seamos realistas, intentemos lo imposible”… O por lo menos hasta ahora se ha manifestado como imposible…
Ana Karla Torres Gómez
Alumna del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
Alumna del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
"La libertad debe ser parte de nosotros, debe estar arraigada en nuestra persona como una virtud, como un valor, como una prenda o como la misma piel, que no se separa por naturaleza. Debemos ver la libertad de forma correcta y conducirla como debe ser, aunque por razones humanas pueda ser confundida y ser tomada como una posesión o un bien de algunos pocos, los más poderosos..."
José Luis Alfredo Belmont Quiroz
Alumno del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
Alumno del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
"¿Por qué no entendemos que la libertad sin responsabilidad es como una naranja sin semillas, un hot dog sin pan o un cuaderno sin hojas?"
Renata Marcela Elizondo Ley
Alumna del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
Alumna del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010
"Para muchos, 'libertad' es una palabra que carece de significado, vacía, ausente de veracidad, sólo un vocablo más dentro de un diccionario lleno de otras palabras, ya que conocen de primera mano la injusticia, la represión y la infamia de aquellos que se atreven a convertir la libertad en un negocio con el que trafican, comercian y condicionan, siendo su ganancia un cáncer para el mundo actual..."
Xchel David Ramírez Souza
Alumno del 4º. Semestre de bachillerato
21 de junio de 2010