domingo, 19 de diciembre de 2010

LA ESTÉTICA DE PLATÓN



LA ESTÉTICA DE PLATÓN


Es difícil describir el objeto central de la estética platónica sin caer en la simplicidad a la que mis precarios conocimientos me limitan.

De entrada, debo hacer la un tanto agresiva aseveración de que no creo que exista una belleza absoluta y, por tanto, tampoco creo que exista una concepción absoluta de lo que es belleza. Considero en cambio, que sí existen una serie de condicionantes y variables que impactan en la percepción humana de tal modo que su reacción ante la llamada realidad lo llevan a catalogar las cosas como bellas o no bellas.

En el Hipias Mayor, Platón narra la discusión entre Hipias y Sócrates acerca de lo que es bello y por qué. En uno de los planteamientos se concibe la existencia de la belleza en las cosas respecto a su utilidad: “Lo bello es lo útil, lo que sirve para realizar cualquier acción”. Siguiendo un razonamiento un tanto prevenido por cualquiera, Platón refuta esta opinión porque es bien sabido que no todo lo que se emplea para hacer algo es bello debido a que con la característica de “utilidad” de las cosas se pueden ejecutar tanto acciones malas como buenas y, por antonomasia, se sabe que la belleza no puede ser vehículo de lo malo o dañino del hombre.

Estoy de acuerdo en la suposición de que lo bello es un concepto diferente a lo útil; Independientemente de que se sea ciego podemos tener unos ojos hermosos, es decir, el hecho de que éstos no me sean útiles no le resta cualidad a su color o a su forma. Sin embargo no estoy de acuerdo con la idea platónica de que lo que se emplee con fines malos sea por ende feo; puedo comprar una pipa para fumar marihuana, la acción de fumar no es bella por el hecho de ser destructiva al dañar mi cuerpo y mi psique, pero eso no resta que la pipa pueda ser un trabajo artesanal sumamente valioso con características bellas.

Entonces estamos ante la premisa de que la belleza existe en diversos planos; el de la belleza física y la belleza de lo no físico: la pipa corpóreamente puede ser bella y la acción que ejecuta puede no serlo.

También se habla en Hipias que le belleza es aquello encargado de deleitarnos: de causar placer principalmente mediante los oídos y la vista. Con esto no caemos más que en meras sujeciones: lo bello sería sumamente subjetivo debido a que lo que me causa placer a mí puede no causárselo a otro sin considerar que, al mismo tiempo, lo que me puede deleitar puede ser la acción más ruin y abominable siendo la finalidad de la acción algo no bello. Y aún suponiendo que encontráramos un común denominador de algo placentero que además acarreara cierta virtud o no restara virtud al espíritu, habría que resolver la incógnita de ¿Cuál o qué elemento es la quintaesencia de ese común denominador que es capaz de proyectar belleza?

Platón asimismo se apegaba un tanto a la idea pitagórica de la noción de belleza forjada con base en la medida y la proporción, considerando que la armonía y el orden conducían al bien y hacían un paralelismo con la belleza (Con esta enunciación de lo bello ¿Qué pensaría Platón acerca de la obra de Jackson Pollock?). La matemática aplicada a la estética es una teoría bastante aceptada; se ha dicho y comprobado que, por lo menos en el plano físico, entre más simétrico sea algo y matemáticamente se acerque al llamado “numero de oro” de la proporción áurea, más bello es. Pero la incógnita sigue siendo la misma, en caso de que la belleza se consiga con proporciones y un número la favorezca ¿Cuál es la naturaleza de ese número? ¿En qué radica que la matemática posea el espíritu de la belleza?

Platón nos dice tener una respuesta.

Después de marcar el plano físico de la belleza y el plano de la belleza de las almas a través de la virtud, propone un tercer estado de la belleza, madre de las anteriores dos: la belleza inmóvil. Las primeras son aparentes a los mortales y van relacionados con lo sensible, la tercera en cambio, es un concepto universal, inmutable y perpetuo que habita en el mundo de las ideas. El común denominador de belleza del que hablaba párrafos antes, los objetos que se perciben como bellos, la misma matemática y su simetría, están regidos por un “algo” absoluto y supremo que concede parte de su carácter a los objetos.

Mi interés respecto a los postulados platónicos de la estética se origina primordialmente en este punto.

Para Platón “lo bello” reside en algo inasequible de la cual el mundo sensible es una mera aproximación: todo lo que percibimos (las mujeres y hombres hermosos, las pinturas bellas, las obras más impresionantes de arquitectura, los más hondos poemas, los más impresionantes paisajes naturales) son reflejo de ese “algo” absoluto e invisible. Podemos observar un as de luz de lo bello, pero la belleza en sí no se fisicaliza: sólo trasciende a nivel del espíritu.

Plantear la belleza literalmente como un elemento casi místico, proveedor de belleza al mundo, es algo que está fuera de mi alcance; yo no puedo comprobar y mi razón aún no alcanza para aterrizar la idea de que existe una belleza absoluta y suprasensible, ni que la belleza de un lago, un cuadro o de una persona, tienen su origen en una fuente superior de belleza que apenas y se deja entrever para los mortales.

Sin embargo al igual que Platón, sí creo que la belleza vive por, en y mediante las ideas. Es más: me atrevo a decir que la belleza no existe como tal, todo objeto es neutro; su adjetivo cualitativo de bello o feo radica en un ideal forjado ideológicamente por la cultura. Es así como ese dispositivo transmisor de belleza del que habla Platón yo lo llamaría, en un plano más tangible, con el nombre “cultura”.

Haciendo una breve revisión de la historia de la humanidad, es claro cómo cada sociedad en cada época ha tenido una peculiar forma de percibir, interpretar y clasificar estímulos de la llamada realidad, por esto las estéticas griega, maya, china, medieval y contemporánea, difieren entre sí.

El concepto de lo bello varía según nuestras creencias, experiencias, tradiciones y evoluciona con nuestra cultura.

Es así como la estética vive en la ideología; lo que determinado grupo de personas considere bello dependerá de sus creencias, de sus convicciones. Y como todas las convicciones de tan convencidas que están de sí mismas se vuelven “verdades” tenemos entonces que para los Mayas las deformaciones en la cabeza son lo más bello mientras para los griegos clásicos lo es los rostros ovalados con mentón afilado.

En definitiva creo que la belleza y nuestra reacción ante ella es una combinación de aspectos culturales y cerebrales. La cultura y las experiencias que nos proporciona esta cultura, nos dicen qué es bello o qué entra dentro del margen de lo bello, nuestro cerebro lo registra, lo asociamos con la realidad y nos produce cierto placer e incluso despierta deseo.

Y en el deseo yo encuentro el meollo del asunto.

Platón dice que el inicio del ascenso hacia la belleza en su estado máximo, suprasensible y absoluto está a partir de la belleza visible, de la admiración de los cuerpos bellos para luego ascender al nivel espiritual y finalmente apreciar la belleza suprema en sí. El primer peldaño para lograr la ascensión -dice Platón- es el amor que, citando textualmente mis apuntes, “siempre es deseo, deseo de la belleza y de la eternidad por la procreación”.

Para Platón, el deseo forma parte del proceso para alcanzar la estética máxima, sin embargo, yo creo más que un vehículo para alcanzarlo, en sí mismo el concepto de belleza se funda o tiene una de sus bases en deseo.

O ¿Acaso será una casualidad que regularmente la belleza es o simboliza lo más difícil de conseguir, lo que no cualquiera posee y por tanto lo más deseable por imposible? En la china antigua por ejemplo, la gordura era un seña de riqueza y, casi por ende, de belleza. Actualmente, en el mundo globalizado y de la mercadotecnia, nos inyectan el ideal de cuerpos esqueléticos que prácticamente son una quimera televisiva y que despiertan tal deseo que industrias fabricantes de falsedades se enriquecen vendiendo la posibilidad de alcanzar una utopía. Pero la cuestión del deseo no sólo es aplicable a los cuerpos, el oro por ejemplo, es un metal difícil de extraer y encontrar, como tal se convierte en un elemento valioso cuya posesión es reservada a determinadas personas y casi consecuente a esto es considerado “bello”. Lo mismo pasa en sentido contrario, en cuanto los objetos se vuelven de fácil adquisición, ordinarios, del vulgo, dejan de ser deseados y la apreciación que lo consideraba “bello” se ve reducida.

Pero Platón no considera el amor (junto con el deseo que éste despierta) como el único escalón para alcanzar la belleza máxima. También dice que hay otro nivel en el que el hombre podrá darse cuenta de que existen más cuerpos y podrá entonces desprenderse emocionalmente, sensitivamente, de aquél único cuerpo de amor primero y sabrá que es más valioso amar a quien tiene un alma bella que un cuerpo bello, lo material carece ya entonces de una valoración “estética” en ese plano para después saltar a otro nivel y encontrase con la belleza del conocimiento, plataforma para acercar el alma a la belleza absoluta e ininteligible a través de los sentidos.

Y se llega al éxtasis.

Así como dije que coincido con la idea platónica de que la bellaza se gesta y vive en el mundo de las ideas, también considero que existe una belleza máxima que si bien no es proveedora de virtud estética universal, por su naturaleza rebasa a la belleza basada en lo que se desea terrenalmente.

Pero dentro de todo esto ¿El arte, dónde queda? Lo pregunto porque un término muy ligado a la belleza es el de arte e incluso no sorprende que muchas veces se comprendan como un mismo concepto.

Para Platón, la producción artística al ser sensitiva está ligada a lo mundano, a lo visible. Plantea además que el arte es una imitación del mundo sensible (que de por sí, dice, ya es una imitación) y como tal, es un conjunto de signos aparenciales que puede prestarse a despertar confusión, siendo entonces una fuente de engaño e irracionalidad. Menciona además que como toda imitación se distancia de la realidad, al arte tiene el carácter de falsedad y por tanto resulta ser un peligro para el Estado ya que tienden a modificar ideales y formas de pensar.

Cabe aclarar que Platón no era promotor de una movimiento contra el arte, simplemente consideraba peligroso porque podía una mimesis causar una inestabilidad al espíritu del hombre.

Personalmente me fascina esta concepción platónica.

Para los que no creen que el arte tenga una función social, tal vez Platón con esta conceptualización pueda proporcionar una idea de su ocupación vital: El arte despierta, cambia formas de pensar, revoluciona. Por eso es que actualmente es tan restringida y controlada: porque incita al pensar. Sin embargo a diferencia de Platón yo no creo que el arte al ser una “imitación” sea fuente de irracionalidad: no, todo lo contrario. El arte, en primera instancia no es en sí una imitación, es un reflejo. No es que el arte quiera reflejar la realidad, es que la realidad se refleja en el arte. El arte es la realidad que se nos presenta de manera digerida para poder analizarnos, entendernos, saber qué está pasando con nuestra sociedad, criticarla, cambiarla… El arte para mí es un escalón para llegar a la belleza en su más pura expresión: la belleza del alma, de la humanidad.



Ana Karla Torres Gómez



Fuentes de información

http://vereda.ula.ve/historia-del-arte/minimal-base/

http://plesiologos.blogspot.com/2007/10/el-amor-en-el-banquete-de-platn.html

sábado, 2 de octubre de 2010

domingo, 19 de septiembre de 2010

ÁSPERA PATRIA


ÁSPERA PATRIA

Áspera Patria,

Madre Dolorosa,

perdona el verso oscuro

y la mirada turbia;

perdona que te hable

—ahora,

precisamente ahora—

que tu falda blanca

se torna roja.



Perdona, Madre,

que tire de los jirones

de tu rebozo gastado

y de las negras hebras

de tu pelo destrenzado.



Perdona, Madre Herida,

que llore en tu regazo;

perdona a este hijo que,

aferrado a tus caderas,

besa tus pies

de arcilla milenaria.



Perdona, Madre,

que te distraiga

y te moleste

—ahora,

precisamente ahora—

que, de Austro a Norte,

surcado está

tu rostro moreno

de fiesta y duelo.



Te maquillaron, Madre,

te maquillaron;

pintaron tus labios bellos

de fuego y alegría.

Danzaron para ti, Madre,

te dieron flor y canto,

te hicieron ofrendas;

y los teocalli y seos

entre luces y copales

de nuevo te glorificaron.



Perdona, Madre,

que sólo traiga trenos

y marchito zempoalxóchitl

a tu altar de negro xaltocan.



Perdona, Nonantzin,

perdona las cenizas

en mi pelo crespo y enredado.

Perdona, Madre,

pero es que…

yo no soy como ellos.



Perdona, Madre,

pero malas nuevas

son las que traigo:

de Veracruz

a los Cabos,

y de Mexicali

al Caribe turquí,

mueren de hambre tus hijos,

trábanse de odio y sangre,

mátanse fieros entre sí.



En tus resecos

y bermejos desiertos

fallecen los hijos del Venado y el Coyote,

del Hikuri y la flecha encendida.

En la cabellera de tus glaucos sotos,

en la selva esmeralda de Chiapas

—bañada en relente de ámbar—,

en la rosa cantera de Ndamaxei,

en la Gran Chichimecatlalli,

en los pueblos sepultados

por el cristal y el acero,

en las grises aceras

de la urbes.

Mueren tus hijos, Madre,

y a nadie le importa.

Mueren tus hijos, Madre,

y pocos son los que lloran.



Dicen que ha 200 años,

Madre,

eres libre y soberana.

Dicen que ha 200 años,

Madre,

tus héroes y mártires

con su sangre te rescataron.



Pero en el rostro de tus hijos,

Madre,

el hierro candente,

el látigo inclemente,

la discriminación indolente,

siguen asomándose

con cínico gesto.



A golpe de hacha,

Madre,

—sin risas

ni gritos de muchacha—

acaban con tus florestas,

tus nieblas y tus fuentes.

El Diablo se quedó

con las escrituras

y los veneros del petróleo;

se instaló en los palacios,

en los templos,

es negro y torvo pájaro

de oficio político y narco.



Fenece en tu superficie el maíz,

y veneno siembran por doquier.

Tu provincia mendiga

por mendrugos y centavos.



Madre Patria: tu mutilado territorio

se viste de sayal, de pena y hambre.

Pero, Áspera Patria,

tu casa aún es tan grande

que mil ladrones y asesinos

quieren saquearla

y robar nuestro destino.



Madre Patria,

raptarte quieren

en opacas madrugadas,

a disparos de cañón,

y entre mañas policíacas.



Nuestra juventud,

llora mientras,

ora oculta y tremorosa,

ora ebria y enajenada,

por un mañana

que sabe y huele a nada.



Torna, Madre,

torna tu mirada mestiza,

rubia, morena,

amarilla, mulata

a este negro aquelarre.



Vuelve a sonreír,

enséñanos nuevamente

lo que es el valor,

la libertad

y la justicia.

Vuelve a decir sí,

más al triste que al feliz,

más al pobre que al potentado;

vuelve a enseñarnos

esa, tu lengua de amor,

pues la hemos olvidado.

La cambiamos por

el canto del dinero

y la explotación de

nuestros hermanos.



Áspera Patria,

Madre Dolorosa,

perdona el verso oscuro

y la mirada turbia;

perdona que te hable,

que te distraiga,

que llore en tu regazo,

pero la fiesta

ha terminado.



No puedes,

—no podemos—

seguir siendo iguales,

ni fieles al espejo diario.

Tiempo es ya de mudar

y despertar,

no somos un sombrero,

ni unas trenzas

ni unos tacos.

Somos bronce ardiente,

mar de lava,

el voraz fuego

del hierro incandescente.



Madre Patria,

la fiesta ha terminado…


JOSÉ MARÍA GUADALUPE CABRERA HERNÁNDEZ

19 de septiembre de 2010


domingo, 13 de junio de 2010

LA CARACTERIZACIÓN DE LA OBRA DE ARTE

Pues bien, después de una obligada ausencia (¡vaya que lo fue!, pero no entraré en los detalles, que son cosa sólo mía), regreso para presumirles de nuevo los trabajos de mis alumnos. Pero antes quiero agradecer las visitas que este blog ha recibido, no sólo de Querétaro, sino también de Oaxaca, México DF, Guadalajara, Toluca, Morelia, así como de Colombia, España, Estados Unidos y Alemania. A pesar de mi culpable inconstancia veo con alegría, en las estadísticas de esta humilde página, que es de gran interés el pensamiento producido por la juventud. Aun en contra de los negros augurios que esta época dedica al futuro de nuestros jóvenes, algunos de éstos se rebelan y muestran la gallardía y la energía que habría que esperar de todos. Así que los invito a asomarse a este espacio de vez en cuando: si me tardo es porque estoy pescando para ustedes las mejores perlas.

Pero bueno, basta de parloteo mío que para eso es otro lugar y otro tiempo. El día de hoy les presento dos profundas reflexiones sobre la obra de arte realizadas por dos de mis mejores alumnas. Los breves ensayos se enmarcan en una tarea de la materia de Estética: escoger una obra y explicar, de manera argumentada y desde su propia perspectiva, las razones por las cuales dicha obra puede considerarse una obra de arte. Parece tarea sencilla, pero no lo es, prueba de ello es que escogí los dos mejores ensayos entre un universo de casi cuarenta trabajos. Juzguen ustedes y, si tienen oportunidad, bríndennos sus comentarios, que serán más que bienvenidos.



“SUEÑO DE UNA TARDE DOMINICAL EN LA ALAMEDA CENTRAL” de DIEGO RIVERA.



You might say I’m a dreamer, but I’m not the only one.

I hope someday you’ll join us, and the world will live as one.1

(Podrías decir que soy un soñador, pero no soy el único.

Espero que algún día te nos unas y el mundo vivirá como uno).


En las épocas que representa esta obra se tenían grandes carencias, la pobreza extrema, desigualdad y explotación eran (son) cosa de todos los días, no se cuenta con un patrimonio mexicano real, sino que se trabaja para extranjeros a quien se les toma como “modelo de la perfección” y además se les deben hacer caravanas, para que al final del día, después de sudar y sangrar para extraer el fruto de tu tierra te sea arrebatado de las manos para nunca más ser visto o aprovechado por ti, el obrero o campesino que una vez entregando el producto a sus verdugos son pateados en las costillas y rostro repetidamente por el hambre, decadencia y la ignorancia en la que a golpe de látigo y letanías (ahora: futbol, chelas a crédito y una sopa maruchan a la semana) se aseguran en mantenerlos. “No tenemos pa frijoles, pero sí pa templecillos”2 dicen.


Podemos ver en este maravilloso mural un conglomerado de íconos representativos de la lucha por la Independencia con unos pocos rasgos aún pertenecientes a la revolución. Es un esquema de la sociedad de la época, de los caudillos, pensadores, dirigentes, artistas, gente del pueblo, estandartes diversos, burgueses de ese tiempo y opresores múltiples (la Santa Inquisición, el perpetuo presidente Porfirio Díaz, el ejército o policía controlada por el gobierno, etc.). Justo como lo dice el título esta obra es un sueño dentro del cual señalamos eventos destacados de la historia mexicana y reflexionamos sobre ellos. Al recordarnos todos estos sucesos con esta alegoría nos ayuda a mantener frescos en nuestra mente los valores libertadores de justicia que defendieron nuestros antepasados y que tanto nos hacen falta en la actualidad.


Definitivamente las personas cambiamos durante nuestras vidas, pasamos del egocentrismo total de la niñez a poco a poco tomar apego por los seres que nos rodean y el lugar donde nos encontramos, nos damos cuenta de que no somos el centro del mundo y que las cosas tienen que mejorar. Podría decir que en este tiempo me he dado cuenta del verdadero valor de la vida, basta ya de frivolidades y ligereza de palabra en el mundo, debemos entender que nuestra educación y habilidades artísticas adquiridas (en nuestro caso) es realmente lo único que podemos tener que los opresores no podrán quitarnos a pesar de sus constantes intentos: día con día haciendo nuevas reformas educativas, donde eliminan de las cátedras algo tan vital para los mexicanos como la historia de México precolombino y de las épocas de nuestra Revolución e Independencia, haciendo campañas mediáticas para que pienses que todo está bien y que cualquiera que diga que no, es el diablo o un populista (nuevo término que usan los vendidos de la tele para asustar, en la época de los nazis usaban el termino de comunistas). Tenemos que apagar la tele y prender la mente.


Existen muchos problemas y aun cuando a mi corta edad no cuento con muchos recursos para poder tomar una acción concreta contra las políticas actuales, las cuales parecen haber sido exportadas desde las épocas de la colonia por nuestros queridos hematófagos y apócrifos gobernantes (de todos los niveles). Ellos siempre intentaran aislar y mantener embrutecida a la gente, más no por esta razón debemos abrumarnos y dejar que manejen nuestras vidas de la forma en la que quieran o que nos digan que pintar o interpretar, existen muchos caminos para hacer cambios y en lugar de rendirse siempre he preferido que las personas se unan para ayudarse mutuamente. Es de esto de lo que se trata una verdadera sociedad, de una población, un grupo de una misma especie que habita en un lugar determinado y vive de esta manera para protegerse y ayudarse a sobrevivir sin aplastarse entre sí como los funcionarios actuales, que nos ven como trampolines hacia un puesto más alto y no les importa pisar a nadie en el camino, se comportan justo como las cucarachas, donde hay calor y comida no faltara un gandaya que quiera arrebatarnos todo y explotarnos (algo que ahora intentan disfrazar un poco más, a pesar de su mediocridad crónica).


Pero la mayoría, ya victimizada en muchas épocas, no vivimos juntos para destruirnos mutuamente, ni deberíamos dejar que nos hagan vivir para ver quién de nosotros compra la ropa más linda o tiene el carro más lujoso, quien puede beber más alcohol antes de caer desmayado o quien puede ignorar con más constancia y frialdad al resto de sus semejantes.


La ignorancia definitivamente guía a las personas a perder su cortísima vida en los aspectos más ridículos, es por eso que debemos ayudarnos mutuamente ya que muchos estamos en una situación “similar” considerando que también existen grandes picos de desigualdad entre la población.


Es en esta sociedad (a la que muchos no quieren ver directamente por no querer “darse cuenta” de las cosas), donde vivimos y realmente al considerar todos los factores anteriores, no entiendo cómo es que alguien piense que el artista no tiene ningún deber social para con su público. Comprendo que la obra de arte cuenta con un valor intrínseco, personalmente agradezco que este concepto exista ya que le da “validez” o reconocimiento a la obra por ella misma como objeto artístico, evitando la destrucción de obras en el momento en que se acaba una corriente.


La belleza en el arte o la representación de escenas simples como estudios anatómicos de un gato son algo que no considero malo o inútil, de hecho son elementos hermosos y apreciados por mí, mas debo decir que me inclino más por las obras con contenidos políticos y sociales marcados. Creo que el decir que todo es arte es algo ridículo, ¿ahora también el vandalismo (disque grafiti) en las paredes de cualquier casa en colonias populares es arte? Estos rayones sin sentido alguno, más que el de reclamar cierta zona como propiedad de pandillas o que sólo está ahí porque se le ocurrió a algún tipo comprar una lata de aerosol y hacer garabatos no puede ser considerado como arte por mí, de la misma manera que no puedo aceptar esta premisa, si todo es arte, nada lo es, ni siquiera existiría el término.


Me refiero a que si le damos la denominación de arte a todas las cosas se pierde el valor o el interés que alguien realmente pueda tener. Dicen que el arte es elitista porque no todos contamos con los mismos conocimientos para analizarlo, más yo no apoyo este punto de vista, con todas las divisiones impuestas en la sociedad para dividirla creo que lo último que se necesita es que el arte también quiera excluir al público. Creo que en lugar de decir esto se debe hacer una mejor difusión cultural, de esta manera no sólo entenderemos obras artísticas muy claras, también se podrá dar una mejor apreciación al arte abstracto.


Las artes plásticas pueden ser una expresión muy incluyente, recordemos que la pintura fue uno de los elementos más utilizados dentro de la enseñanza temprana de las personas (lamentablemente esta “enseñanza” era de tipo religiosa, y más a la fuerza que por gusto del grueso de la población).


La imagen en este caso de este mural es un medio muy noble ya que es un lenguaje que casi todos podemos entender, nos presenta un esquema dentro del cual va un mensaje con varias connotaciones, como la política y la estética.


Las obras deben transmitir un mensaje, ya sea exponiendo ante nuestros ojos la más bella imagen representante del amor, una escena abstracta o exhibiendo una descarnada imagen bélica, el arte es algo que nos impacta por ser algo inusual, por ser lo que todos pensamos pero no sabemos cómo expresar, por traernos de vuelta a nuestro pasado y recordarnos lo valiosos que somos como pueblo o por retratar una fresca escena de la cotidianeidad con magistral resultado, incluso cuando no es la intención del autor. El día en el que encuentre un cuadro que no te diga nada, simplemente lo olvidarás con facilidad, no habrá nada que recordar ya que no recibiste nada de él. Es entendible que al darse cuenta las personas de que son seres mortales quieran pasar su tiempo viendo sólo lo mejor y por la misma razón no creo que se detengan mucho tiempo a apreciar una obra muda dado el ritmo de vida que llevan. Hay algunos artistas que dicen no tener motivo para pintar y que no quieren decir nada con su arte, sólo lo hacen por hacerlo y para ellos mismos dicen. Esto me parece irreal, en primera si pintan para ellos mismos y les importa poco lo que los demás piensen ¿por qué hacen exposiciones? y segunda ¿por qué hacer una obra que no dice nada?


Dejando de lado este asunto que terminaría en una discusión bizantina, creo que este impacto de la obra en el espectador no debe ser en vano y a pesar de la inamovible “efimeridad” de las obras pictóricas o de las mismas vidas humanas, debe provocar una acción.


Se dice que no hemos aprendido algo hasta que no podemos aplicarlo (o explicárselo a nuestra abuelita, parafraseando a Einstein), justo como cualquier otro conocimiento debemos clasificar e intentar asimilar o mínimamente meditar sobre los mensajes que la obra nos transmite, este proceso es algo mecánico para muchas personas, quienes lo aplican en su vida diaria de manera errónea en elementos normales, ya que no miden la magnitud de las cosas adecuadamente, se preocupan 5 minutos en la mañana sobre Irak mientras pasan reportajes en el noticiero de su preferencia, más para el momento del desayuno todas estas ideas han desaparecido, al momento de pagar su cuenta de luz o agua y ver como todos los días aumentan los precios de la vida en general no se preocupan por hacer más que soltar algún comentario a manera de queja. Entiendo que no podríamos vivir todo el tiempo preocupados por cosas, porque si no todos tendríamos ataques de nervios constantes, pero sí creo que en lugar de pasar la tarde pensando en el nuevo barniz de uñas que te vas a comprar no haría daño tener un poco de movimiento en la azotea y dejar de comprar productos que suben desmesuradamente de precio y que muchas veces son sólo una marca y no calidad real, además de ser vendido muchas veces por las mismas organizaciones o grupo de gente que está provocando los desastres de los que nos preocupamos 5 minutos al día.


Es en este lugar donde entra el poder del arte, que mediante distintos elementos como la forma, el contenido, técnica y maestría de desarrollo nos impacta de manera distinta a los demás mensajes con los que se nos bombardea, ya que es capaz de tocar la fibra más sensible de nuestro ser, esto permite que el problema planteado de: falta de atención o intención de actuar sea superado en algún grado para que la información realmente sea procesada por el espectador.


El arte es selectivo parcialmente en cuanto a que no todos tenemos la misma inquietud de producir obras artísticas o la capacidad para elaborarlas por diversas razones, desde no tener las mismas oportunidades formativas hasta la diferencia de crianza e intereses, más creo que el arte no debería ser selectivo en cuanto al público.


El arte no solo debe ser una sensación, debe transformar el placer en conocimiento, debe invitar a reflexionar sin presionarte para hacerlo, debe ser algo satisfactorio, no se deben necesitar tantas explicaciones ni discursos para su comprensión, he ahí lo maravilloso del arte y el por qué de su merecido titulo de: máxima expresión de la cultura humana.


En el transcurso de los años las sociedades cambian y de la misma manera lo hace el arte, corrientes van y vienen de la misma manera que gobiernos y décadas, en cada uno de estos existen nuevas necesidades y nuevas maneras de opresión o lugares en que intentan hincar el diente los poderosos. Ahora con el resurgimiento de la privatización del petróleo, de la luz, las pensiones para jubilados, servicios en general y la amenaza de que la educación y la salud que se dirigen en la misma dirección, sin hablar de los diversos fraudes, veo en el artista una gran oportunidad de poder ayudar nuevamente a la población a de alguna manera “digerir” la información para poder ser difundida y en el mejor escenario asimilada y utilizada. Existir sólo por existir es un lujo que el arte ya no puede darse.


El muralismo mexicano es un movimiento artístico que permitió la llegada de obra artística de gran calidad y contenido a muchas personas que no tenían acceso a este tipo de manifestaciones artísticas, se crearon murales en espacios públicos sacando a las artes plásticas de los estudios privados y galerías de lujo, se informó a las masas, se daba una idea sobre la sociedad y sus problemas y te invitaba a reflexionar y a defender tus derechos tanto individuales como del país en que habitas. Muchos tachan a este movimiento de ser nada más que un panfleto o de ser un grupo de vendidos a los ideales políticos de la época, más este tipo de calificaciones sólo revelan la envidia y falta de cerebro de estas personas, quienes en lugar de realmente juzgar al arte por sí mismo, simplemente se oponen a los magníficos ideales promovidos por esta corriente, que finalmente terminaron siendo un éxito entre la población. El arte es la traducción del artista sobre alguna realidad y representa lo que considera importante, defender ideales no te convierte en un vendido, cambiar de valores y planteamientos básicos como de camisa es lo que te convierte en un vendido, te dejas comprar por el mejor postor, “te dejas llevar por el viento” o más bien, corres hacia donde hay dinero.


Es claro quiénes son las personas que se oponen, los “perjudicados” por la justicia real siempre serán los ricos, los empresarios corruptos, los extranjeros con ansias de conquistar y cualquier otra creatura oportunista, que seguramente todas las noches le ruega a su dios por la amnesia del pueblo, para poder volver a hacer de las suyas con una máscara nueva.


Porque esta obra junta muchos de estos conceptos que considero valiosos e indispensables, es por lo que la considero arte en sí misma y un ejemplo perfecto y muy representativo de mi visión global del concepto arte. Porque es un testimonio de mi historia y cultura como mexicana y una obra impresionante de ver por su formato gigante digno del tamaño de los ideales libertarios y estilo característico de mi admirado y querido Dieguito Rivera, algo que quiero analizar, que cuenta con gran riqueza cromática, temática y significativa.



1 Imagine/ John Lennon/ Álbum: Imagine/ producido por Phil Spector y Yōko Ono/ Reino Unido, E.U. /.


2 Fragmento del Cartel virtual “Ahora te toca” /Renegados en su tinta. Marzo 2008/ (fecha de consulta 2 de mayo de 2010)/ http://renegadosensutinta.blogspot.com/2008_03_01_archive.html



Yara Irery Sandoval Escoto

6º “B”, Bachillerato

Específico de Artes Plásticas




PRESENCIA DE AMÉRICA LATINA



Para comprender ampliamente la importancia de este mural es preciso que recordemos el origen del muralismo mexicano, corriente que nace aproximadamente en mil novecientos veintidós con la finalidad de acercar al pueblo al arte, dejando de lado los principios académicos y retomando las tradiciones indígenas en las que se educaba al pueblo a través de los murales, y así iniciar un renacimiento del arte indígena.


Se toman características de muralistas europeos y a pesar de esto, se logra captar perfectamente la esencia mexicana en ellos. Es imprescindible destacar el gran interés político, ya que es parte fundamental en estas obras, pues la mayoría de artistas de esta corriente fueron aprisionados y perseguidos por el gobierno vigente de la época.


González Camarena desarrolla su técnica muralista a partir de pigmentos, inspirándose en las técnicas utilizadas por los tlacuilos, además de extensas investigaciones de las culturas antiguas mexicanas, elementos que forjarán su estilo.


Ya mencionado todo esto, es más fácil comprender el por qué de la importancia de su obra.


Se observa claramente en los rostros las características fisonómicas propias de los antepasados mexicanos. Su composición es por figuras geométricas que parte de una composición denominada “cuadratismo” que él mismo nombró así. Los colores forman parte importante de esta obra, se hacen presentes símbolos de la cultura mexicana al igual que banderas de diferentes naciones latinoamericanas. Su técnica innegablemente es impecable.


Ahora bien, si analizamos la obra en un sentido social encontraremos que está cargada de nacionalismo y de crítica política, social y cultural. Camarena maneja y plasma congruentemente la inquietud de la América Latina como sociedad, como cultura y como el conjunto de naciones que experimentan inquietudes y su postura ante el mundo y las demás culturas.


Por lo tanto tenemos a un artista que está involucrado en la política y cultura no sólo de la propia nación, también de las naciones vecinas; un artista que concibe el arte como un compromiso social y más aún, siendo él una persona con una clara visión y conciencia de las situaciones sucedidas en su entorno.


Empero, no sólo es esta la única razón por la cual se debe considerar una obra de arte dicho mural, pues la forma en que vierte a las pinceladas el concepto y lo traduce, es admirable. Cada uno de los detalles hasta el más mínimo de ellos está perfectamente cuidado y desarrollado por el artista, no deja incógnitas al aire, su obra es concreta. Además de ser de gran impacto la primera concepción de ésta, sólo Camarena puede lograr tal virtud en la pintura, a pesar de ser contemporáneo de Siqueiros, Diego Rivera y otros más grande muralistas, González Camarena decide trazar su propio estilo.


El mural representa una gran abertura del arte para el pueblo, desde el momento en que se decide que ésta obra debe estar en un lugar de acceso público, muestra una mayor flexibilidad a diferencia de otras corrientes, misma ideología que encuentra su origen en la necesidad de involucrar y aleccionar al pueblo en los asuntos de la nación y la cultura de ésta, se busca despertar al pueblo del gran letargo y así dar pauta a una nueva democracia.


Por último es importante resaltar y excluir este mural de la fuerte crítica que Bertolt Brecht hace acerca del arte para el pueblo o mejor dicho democracia en el arte. Si bien estamos de acuerdo, que algunos “artistas” en su afán de hacer arte para todos, llámese pueblo este gran porcentaje, disminuyen la calidad artística y la desarrollan en un nivel menos elevado, con la errónea creencia que solamente así el pueblo podrá comprenderlo, sin embargo, a diferencia de ellos, Camarena busca perfección en su obra y la eleva tanto como lo desea, la lleva a lo sublime, porque la verdadera y única esencia que el pueblo necesita comprender para crear ese lazo de empatía es el propio concepto ya plasmado en el mural, son imágenes y símbolos que forman parte de su vida, que por tanto no representa ninguna dificultad para su comprensión, colocando así a González Camarena fuera de la mal lograda “democracia artística” pues pese a ser una obra dirigida específicamente al pueblo mexicano y latino, jamás recurre a rebajar su arte para hacerla accesible, he ahí donde surge la virtud y empatía del artista con su público.


Fuentes de información:


http://arte.laguia2000.com/pintura/el-muralismo-mexicano

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/48/Mural_panoramico.JPG
http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Gonz%C3%A1lez_Camarena





Quetzalli López Alvarez

6º “B”, Bachillerato

Específico de Artes Plásticas