lunes, 20 de junio de 2011

MAGRITTE [MI REALISMO, SU REALISMO Y SURREALISMO]





“La condición humana”


[LO REAL] Una visión particular.


La esencia humana vino a caer en un tiempo y un espacio bastante elitista. No nos deja saber mucho de él y dopa con su cualidad dual de simpleza y complejidad. El consuelo de la terminología nos dice que esto, esta experiencia, esta verosimilitud de acciones, es lo que se debe llamar “realidad” y hemos aceptado el concepto a pesar de que conocemos sus deficiencias: no ser una concepción absoluta y, sobre todo, limitarse a la representación de lo que creemos percibir.


Nuestra noción de realidad es tan precaria que, por nuestra condición subjetiva, no podemos copiar la realidad tal cual es pero ¡Tampoco podemos imaginarnos otra realidad distinta a la que suponemos apreciar! Estamos encerrados –queramos o no- en un lapso de sensaciones y las ideas que proliferan a partir de ellas: no hay más. Todo lo que podemos concebir, sea o no sea realizable físicamente, está enmarcado dentro de nuestra realidad. La fotosíntesis, el yo escribiendo un ensayo, el árbol, un duende, una mujer mitad pescado, se encuentran en el universo de lo real aunque, por supuesto, su calidad de realidad se sitúa en distintos planos.


Es así como distingo dos grandes niveles de lo real: uno, donde se efectúa el fenómeno verosímil (aquél que puede suceder y dejar constancia físicamente) y otro, donde reside el fenómeno inverosímil (ése que vive en la idea y cuya constancia física no resulta comprobable).


Y como el ying conduce al yang, al hablar de realidad me veo arrastrada al antónimo. Lo no real lo resuelvo como aquello que no se puede manifestar ni siquiera en las ideas, lo que nunca nadie va a poder pensar ni percibir… Aquello que va más allá de lo corpóreo y espiritual, aquello inasequible al hombre, ese gran misterio.


El lector agudo notará que esto encierra una gran contradicción: si es que lo no real es imperceptible, impensable e inimaginable, entonces ¿No al hablar de una no realidad esta se convierte ya en una realidad dentro del plano de las ideas?[Este conflicto me hace asentir con mayor fuerza que definitivamente no podemos ir más allá de lo que nuestra experiencia nos permite concebir.]


Al parecer lo único que existe es esto; estas certezas, estas dudas interminables, esta concepción que en definitiva no nos permite admitir algo más. Es aquí donde vuelvo a la idea del encerramiento sensorial que trataba en el segundo párrafo. Permanecemos atrapados en este cuerpo que nos comunica con más cuerpos ubicados todos en un lugar y rumbo indefinidos. Es así como lo real y lo irreal casi se funden en una misma cosay no hacen más que despertar en nosotros la duda del “qué es esto y qué hay fuera de esto”.


En el campo de la plástica, mi pensar acerca de la realidad me hace reaceptar a Giotto di Bondone, Botticelli, Velázquez, Goya, Delacroix, Millet y Magritte, como pintores humanos y, por tanto, automáticamente realistas, independientemente de la corriente estilística que persigan.


Las obras de cinco de los seis artistas mencionados son evidente o coloquialmente aceptadas como pintores de la “realidad”, sus temas se mueven insinuando figuras ya sean místicas o miméticas ad hoc con la realidad inmediata de cada época. Dentro del sexteto mencionado, quizá despunte la presencia de Magritte porque aunque efectivamente lo sea, cuesta al entendimiento trivial catalogarlo como un pintor “realista”.Lo que lo diferencia respecto a los demás (a muy grandes rasgos) es simplemente su innovadora temática que de igual forma entra dentro de lo real, pero en el segundo plano que mencionaba: lo real inverosímil en la experiencia.


Como estudiantes de arte, se nos repite hasta el cansancio que en la historia los movimientos estéticos siempre varían en función de ser realistas o no, pero ya habiendo analizado todo lo anterior más bien cabe decir que esta categoría se anula, convirtiéndose el realismo en una característica inseparable de arte. Puedo decir que la temática artística más bien siempre oscila dentro de un triángulo de posibilidades: lo figurativo como fenómeno realizable en la experiencia, lo figurativo como producto de la imaginación y lo abstracto.


El contexto, la cultura, las necesidades de cada época, hacen que la producción de arte navegue o no en cualquiera de esas tres aristas. Las revoluciones del 48 por ejemplo, son las que despiertan a Europa del sueño Romántico para comenzar a vivir el Realismo (como movimiento estético) así como los descubrimientos científicos de Einstein y Freud aunados a los conflictos bélicos del siglo XX marcan un punto de giro sumamente tajante y notorio en el arte impresionista, postimpresionista, vanguardista y por ende, el arte coetáneo a nosotros.


[El arte es invariablemente de tendencias realistas, lo que varía es el cómo se trata lo que se entiende como realidad.]



Magritte [su realismo y SURREALISMO]


El surrealismo(a pesar de que su nombre presuma ir “sobre” o por “encima” de lo real) tampoco se salva de atenerse a los márgenes de nuestra naturaleza humana. Desde este punto de vista, Magritte no se sale de la realidad; simple (o complejamente) la desarticula y la envía al plano de las ideas.


Muy ambiciosamente creo poder esquematizarla concepción magrittiana de cómo percibe lo real evocando uno de sus cuadros: “La condición humana”,donde un paisaje visto a través de una ventana no resulta ser el paisaje en sí sino una pintura sobre un caballete. Es clave el juego de relaciones entre la ventana (que en teoría es un medio a través del cual podemos ver “un algo”) y la pintura (que más bien, es un medio a través del cual podemos ver “un algo” concebido por “un alguien”)… Es así como se hace un juego de entre lo que se es en la existencia física y lo que se es en la percepción individual y subjetiva de las cosas: las ideas. La condición humana es entonces esa capacidad (limitante o no) de rescatar de las cosas sólo una representación sintética, simbólica, abstracta y relativa de lo que percibimos.


Ahora bien, haciendo un esquema quizá más específico de su pintura, la realidad magrittiana, en los aspectos que más llaman mi atención (más no en los únicos),puede ser agrupada en 3 grandes bloques de cuadros: Uno, que he llamado “el grupo de las metamorfosis biológicas” donde los objetos como tales renuncian a su forma convencional trasmutando en otros (“La tumba de los luchadores” o “La explicación” figuran aquí); otro, “el grupo de la transgresiones a leyes físicas” (con cuadros como “Golconda” o “El tiempo traspasado”), “el grupo de la no correspondencia” (con cuadros como “Esto no es una pipa” o “La máscara vacía”) donde las palabras pierden correspondencia con los objetos que las acompañan, porque efectivamente lo que está en el cuadro no es una pipa sino la representación de esa pipa, y por último; “el grupo de la visibilidad” que toca precisamente el punto neurálgico que en este ensayo quiero tratar.




“La tumba de los luchadores”





“El tiempo traspasado”



Efectivamente Magritte se apega a las características estéticas de la pintura surrealista (representaciones de carácter onírico, objetos y formas desprovistos de su significación tradicional, juegos pictóricos de tiempo y espacio) sin embrago, considero que el surrealismo del pintor no se encuentra en este hecho; una rosa gigante reposando en una habitación, un tren emergiendo de una chimenea, una botella-zanahoria, son signos finalmente realistas. El surrealismo como tal, ese “ir por encima de la realidad” (literalmente), más que representado de manera figurativa imaginativa, lo veo implícito en las obras del “grupo de la visibilidad” que ya mencionaba. Dentro de él he querido convocar cuadros como “El hijo del hombre”, “El hombre con el sombrero de hongo”, “La gran guerra”, “Firma en blanco”, “Calcomanía” y muchos más que tienen como común denominador la idea de ocultar algo bajo la solidez de un objeto o, en otros casos, representar la solidez de un objeto renunciando a su cualidad de impenetrabilidad para permitir la transparencia que da visibilidad a un fondo(que no es más que otro objeto ubicado por detrás).



“El Hijo del Hombre”



Me explicaré abiertamente.


Tomo como ejemplo el óleo “La gran guerra” no sin antes aclarar que mi tesis de igual manera puede ser aplicable a cualquiera de los cuadros citados. En él, un ramo de flores moradas cubre el rostro de una mujer y quizá, para mis fines, no necesite explicar más: basta con decir que un objeto cubre a otro.



“La gran guerra”



En la obra, resulta enigmático que sea precisamente un ramo venciendo la gravedad quien impida la visibilidad de la cabeza humana sin embargo, no queriendo detenerme en esto, paso a afirmar lo casual que analizado fría y objetivamente resulta ser este hecho. Llama la atención porque nuestra razón no se acostumbra a mirar como normal esta clase de ocultamientos, pero pensándolo más “trivialmente” podremos concluir lo coloquial del fenómeno simple y sencillamente porquela existencia física tiene sus bases de manifestación en los principios de figura y fondo: todo es distinguible porque hay un algo detrás que delimita formas y espacios. Ahora bien, si a la mujer le quitamos el ramo, su rostro dejaría de ser un misterio y estaría manifiesto, pero si quitamos por completo el cuerpo de la mujer podríamos a su vez distinguir en su totalidad la barda que hay detrás y, si eliminamos dicha barda, veríamos el mar, si quitamos el mar veríamos el cielo, si quitamos el cielo… y así ininterrumpidamente hasta llegar a… ¿A dónde llegaríamos? Quizá llegaríamos precisamente al punto más sintético o más explícito de la existencia, de nuestra realidad… Quizá llegaríamos a la nada, al todo, a lo mismo, o...


En el sugerir algo que quizá jamás podamos imaginar certeramente, que quizá nunca se le vaya ocurrir a alguien, en ese enigma es veo el cometido del surrealismo en Magritte; lo demás, es vanidad.


Fuentes de información:

Búsqueda de cuadros: René Magritte, Google.


Ana Karla Torres Gómez

6º semestre

Específico de Teatro

19 de mayo de 2011

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